China ha buscado posicionarse como una parte neutral en el conflicto mientras mantiene estrechas relaciones con su aliado estratégico Rusia.
Wang Yi, el principal diplomático de China, visitó Moscú el miércoles para reunirse con el presidente Vladimir Putin y el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, quien tiene previsto asistir a la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Nueva Delhi la próxima semana.
La agencia de noticias oficial china Xinhua citó a Wang diciendo que China está lista para «profundizar la confianza política» y «fortalecer la coordinación estratégica» con Rusia.
El viernes, en el primer aniversario de la invasión, China publicó un documento de 12 puntos que pedía un «arreglo político» a la crisis que fue recibido con escepticismo por parte de los aliados de Ucrania.
El anfitrión del G-20, India, también se ha negado a condenar a Rusia, el mayor proveedor de armas de Nueva Delhi y un importante exportador de petróleo a India desde la invasión.
Los países occidentales, incluidos Estados Unidos, Alemania y Francia, insistieron en que el lenguaje de cualquier declaración conjunta no podría ser más débil que el emitido por los líderes del G20 en Indonesia en noviembre.
“Esta es una guerra. Esta guerra tiene una causa, y tiene una causa, y esa es Rusia y Vladimir Putin. Esto debe expresarse claramente en la reunión financiera del G20”, dijo el viernes el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, en una conferencia de prensa.
Alivio de la deuda
La reunión también se centró en aliviar las deudas de los países pobres que se han visto afectados por la inflación vertiginosa debido a la guerra.
El Fondo Monetario Internacional dijo antes de la reunión que alrededor del 15 por ciento de los países de bajos ingresos están agobiados por la deuda y otro 45 por ciento están en alto riesgo.
Funcionarios occidentales, incluida la secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, han pedido a China que «devalúe» sus préstamos a países endeudados como Zambia y Sri Lanka.
China quiere que los prestamistas multilaterales, incluido el Banco Mundial, que Beijing considera controlado por Occidente, reestructuren sus préstamos, pero Estados Unidos y otros países se oponen.
Otros temas en Bangalore incluyeron los esfuerzos para imponer un impuesto global a los gigantes tecnológicos y ampliar el mandato de los bancos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial, para ayudar a los países afectados por el cambio climático.
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