Repsol logró un beneficio récord de 4.251 millones de euros en 2023, un 70% más, como consecuencia de los mayores precios del crudo y el gas. Los buenos resultados se vieron reforzados por el margen de refinación, que aumentó 6,5 veces con respecto a 2021. La producción de petróleo alcanzó los 550 mil barriles de petróleo equivalente, una disminución de 3,8%. En cuanto a las inversiones, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, anunció inversiones de 5.000 millones para el año e identificó el negocio de las energías renovables como uno de los principales pilares de la transición energética, con el objetivo de tener una capacidad de generación renovable de 6.000 MW en 2025 y 20.000 MW en 2030.
Con estos resultados, Repsol destinará en 2023 alrededor de 2.400 millones de euros a repartir entre los accionistas. El Consejo de Administración ha aprobado un dividendo complementario de 0,35 € brutos por acción, con cargo a los resultados de 2022, a pagar el 6 de julio, que se sumará a los 0,35 € pagados el pasado mes de enero. Con estos pagos, las bonificaciones aumentarán un 11% en 2023 hasta los 0,70 € por acción. Además del dividendo, habrá una reducción de capital social adicional de 50 millones antes de finales de julio, luego de la reducción de capital social de 200 millones en el año fiscal 2022.
Además de premiar a los accionistas, Repsol se centrará en su negocio de refino. La petrolera destinará parte de sus inversiones a reforzar sus refinerías existentes, dada la prolongación de la guerra de Rusia con Ucrania y el bloqueo “relativo” a los productos rusos. El cierre de refinerías en Europa ha provocado una escasez de productos refinados, lo que ha disparado los precios de los combustibles.
El consejo de Repsol también aprobó la reelección de Antonio Profao y Jozo John Imaz por un nuevo mandato de cuatro años como presidente y consejero delegado de la energética. Por delante de los accionistas, Profau -que permanecerá en el cargo con la reelección hasta que cumpla 79 años- denunció la estrategia regulatoria europea por una “falta de flexibilidad”. El jefe de Repsol defendió la política europea de solidaridad y sanciones contra Rusia por su guerra con Ucrania, pero criticó que la estrategia regulatoria europea “carece de planificación”, lo que perjudica “la seguridad del suministro y la asequibilidad energética”.
Señaló que la normativa europea fomenta la reducción de emisiones a costa de perder tejido industrial y competitividad, ya que parte de las emisiones que se reducen en la Unión Europea se exportan a otros países que manejan esta producción industrial. Señaló que la Unión Europea importa el 55% de la energía que consume, mientras que Estados Unidos es exportador neto.
A pesar de los buenos resultados del año pasado -4.251 millones de euros- y los 2.499 millones de euros registrados en 2021, la compañía no puede compensar las pérdidas sufridas en 2019 y 2020, que ascendieron a 7.105 millones de euros. La deuda neta disminuyó de 5.800 millones de euros a 2.300 millones de euros a finales de 2022.
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